Castillo Caleta de Fuste
Las Salinas del Carmen y su Museo de la Sal constituyen uno de los testigos vivos más especiales de la historia de Fuerteventura. Su nacimiento se remonta al siglo XVIII, y hoy en día se mantiene vivo gracias a sus salineros, a la vista de los visitantes, que siguen produciendo una de las sales más ricas del mundo con el método tradicional, dando como resultado una sal de espuma muy preciada en el sector gastronómico.
De visita obligada, el museo se ubica en un entorno de gran belleza, con la extensión de salinas a orillas del mar, las montañas de sal y un enorme esqueleto de cetáceo como telón de fondo; un edificio con un museo interactivo lleno de curiosidades; un restaurante con unas vistas y una carta de primera… y una tienda para que puedas llevarte a casa, entre otras cosas, un trocito de Fuerteventura en forma de sal.
El Museo de la Sal, en el oeste de Fuerteventura, permite conocer cómo se extrae tradicionalmente la sal del mar antes de convertirse en un ingrediente básico en cualquier cocina. Está ubicado junto a Caleta de Fuste, donde se construyeron hace siglos las primeras salinas de la isla. Las paredes blancas del edificio del museo y el impresionante esqueleto de ballena colocado junto a las salinas identifican al Museo de la Sal desde que el visitante se acerca por la carretera.
El museo se divide en dos áreas. La primera consiste en una exposición en el interior del tranquilo edificio del museo, con paneles informativos y proyecciones. Por otro lado, en el exterior el visitante podrá pasear entre las salinas, totalmente operativas, y observar cómo se consigue de manera tradicional este elemento tan común en la cocina canaria. Una cafetería y una tienda, en la que es posible comprar la sal producida en el propio museo, completan la visita.
Nunca dejes residuos de ningún tipo en el entorno, incluidas las colillas. Los restos de comida contribuyen a la proliferación de roedores y gatos asilvestrados que suponen una grave amenaza para la fauna.
Respeta a los animales, no los molestes ni los alimentes. Si ves algún ejemplar herido, puedes avisar en el teléfono de emergencias 112. Tampoco arranques flores o plantas.
No recojas ni te lleves piedras o cualquier otro elemento del medio natural. Tampoco lo modifiques amontonándolas para realizar las tristemente famosas “torres”.
No camines por espacios no permitidos y respeta la señalización de los senderos. Salirse de los caminos habilitados provoca daños en el entorno y además puede ser peligroso para ti y para quienes te acompañan.
No enciendas fuego fuera de las zonas permitidas y ten especial cuidado en los meses de verano.
Procura no alterar la tranquilidad del entorno con ruidos excesivos (música alta, gritos…).