Islote de Lobos
Una excursión de un día al islote de Lobos es garantía de tranquilidad reparadora, aguas cristalinas y paisajes volcánicos de gran belleza. Este islote, que toma su nombre de los lobos marinos o focas monje que vivían en sus costas hasta no hace mucho, tiene apenas 4,5 kilómetros cuadrados, 127 metros de altitud… y ni una sola carretera. Situado a 15 minutos en barco del extremo norte de Fuerteventura, sus enormes valores paisajísticos y naturales le han valido la declaración de Parque Natural.
Para arribar a sus costas de roca volcánica y blancas arenas se puede tomar un pequeño ferry desde el puerto de Corralejo, en Fuerteventura. Desde la cubierta del barco se distingue la claridad de estas aguas azules turquesa, ideales para hacer snorkel, y se intuye la calidad del pescado fresco que se sirve en el caserío del Puertito de Lobos. Varios senderos permiten hacer excursiones al perfecto cono volcánico de la caldera de La Montaña, la íntima playa de La Calera o el emblemático faro de Lobos.
Nunca dejes residuos de ningún tipo en el entorno, incluidas las colillas. Los restos de comida contribuyen a la proliferación de roedores y gatos asilvestrados que suponen una grave amenaza para la fauna.
Respeta a los animales, no los molestes ni los alimentes. Si ves algún ejemplar herido, puedes avisar en el teléfono de emergencias 112. Tampoco arranques flores o plantas.
No recojas ni te lleves piedras o cualquier otro elemento del medio natural. Tampoco lo modifiques amontonándolas para realizar las tristemente famosas “torres”.
No camines por espacios no permitidos y respeta la señalización de los senderos. Salirse de los caminos habilitados provoca daños en el entorno y además puede ser peligroso para ti y para quienes te acompañan.
No enciendas fuego fuera de las zonas permitidas y ten especial cuidado en los meses de verano.
Procura no alterar la tranquilidad del entorno con ruidos excesivos (música alta, gritos…).