Antigua
En medio del impresionante paisaje protegido del Malpaís Grande nos encontramos con esta joya del patrimonio cultural: el yacimiento arqueológico del Poblado de La Atalayita, Centro de Interpretación e Investigación llamado a convertirse en el primer Parque Arqueológico de Fuerteventura.
En este entorno se establecieron los aborígenes, sobre todo por sus condiciones apropiadas para el pastoreo, y fundaron un poblado del que han llegado a nuestros días más de un centenar de construcciones de diversa índole a las que se accede a través de una visita guiada por un itinerario interactivo.
La mayoría de las construcciones que forman el poblado son pequeñas estancias circulares, rudimentarias y semienterradas, conocidas por ello como ”casas hondas”, que estaban destinadas a hacer de vivienda. Pero hay algunas otras, como recintos de forma circular carentes de techo, utilizados para guardar el ganado y conjuntos de edificios más complejos. Una exquisita muestra de la organización y estilo arquitectónico de los mahos en la prehistoria, digna de ser conocida.
El poblado de La Atalayita se encuentra en el valle de Pozo Negro, en el este de Fuerteventura. Este yacimiento arqueológico se remonta a los tiempos de los aborígenes de la isla, llamados “mahos” o “majos”. En la actualidad, el Centro de Interpretación permite a sus visitantes adentrarse en construcciones de más de seis siglos de antigüedad. Resulta apasionante conocer la historia de este poblado, que sirvió como refugio nocturno, resguardo ante inclemencias naturales y escondite frente a los ataques. Es recomendable subir a la cima para apreciar la extraordinaria vista panorámica de este asentamiento.
La Atalayita ofrece 1200 m2 de auténtica historia. Una gran superficie formada por más de 115 construcciones, además de una zona de exposición donde los visitantes tienen la posibilidad de informarse sobre cómo ha transcurrido la vida en el poblado a lo largo de la historia. Recomendable hacerse con uno de los folletos disponibles en las propias instalaciones, en los que se indican y explican los diferentes tipos de edificaciones que se van a visitar, muy útil a la hora de realizar el recorrido dentro del poblado y comprender toda su historia en profundidad.
Nunca dejes residuos de ningún tipo en el entorno, incluidas las colillas. Los restos de comida contribuyen a la proliferación de roedores y gatos asilvestrados que suponen una grave amenaza para la fauna.
Respeta a los animales, no los molestes ni los alimentes. Si ves algún ejemplar herido, puedes avisar en el teléfono de emergencias 112. Tampoco arranques flores o plantas.
No recojas ni te lleves piedras o cualquier otro elemento del medio natural. Tampoco lo modifiques amontonándolas para realizar las tristemente famosas “torres”.
No camines por espacios no permitidos y respeta la señalización de los senderos. Salirse de los caminos habilitados provoca daños en el entorno y además puede ser peligroso para ti y para quienes te acompañan.
No enciendas fuego fuera de las zonas permitidas y ten especial cuidado en los meses de verano.
Procura no alterar la tranquilidad del entorno con ruidos excesivos (música alta, gritos…).